Producto: HYUNDAI i10 como ente social
El encargo: Realizar una intervención en vía pública no tradicional que, además de vender el modelo de City Car, contemple el nuevo entorno de los autos. Que invite a tomar conciencia de lo que la gente hace con el producto, y ayude a conductores y peatones a respetar las leyes de tránsito y las normas de la convivencia en sociedad.
El soporte se puede presentar montado o como concept.
Se debe enviar hasta el lunes 3 de noviembre al mail: aemparanza@duoc.cl
Análisis de la Situación: Está cambiando la percepción mediática del automóvil. De figurar en secciones como economía, industria, deportes y estilos de vida, ahora suele protagonizar también las que se ocupan de la ecología y las crónicas policiales.
En efecto, en los medios siempre son los coches los que chocan, atropellan y matan. Son los coches los que contaminan el medio ambiente de las ciudades, y son sus bocinas las que ensordecen. Los colectivos no respetan los semáforos en rojo, no paran en las esquinas reglamentarias y arrancan antes de que los pasajeros acaben de subir. “Hay demasiados autos en la calle -dicen los periódicos”.
Obviamente, los infractores no son los automotores sino quienes los conducen, y así lo confirman las estadísticas: alrededor del 80 % de los accidentes se deben a fallas humanas, y el resto se lo reparten causas externas como el estado de calles y rutas, las veleidades del clima, y apenas un 5% son atribuibles a defectos mecánicos.
Está claro, pero la comunicación, además de ser tan importante o más que la misma acción, es una caja de sorpresas. ¿Quién puede asegurar que esta presencia negativa y constante en las noticias no comience a minar la imagen del producto? ¿No debieran las fábricas prestar atención al contexto no sólo comercial, sino también institucional en el que se inserta el auto?
Si la máquina comienza a contagiarse de la conducta de quien la maneja, ¿no tendría la industria que preocuparse más por la educación vial e impulsar a los conductores para que asuman plenamente su responsabilidad en beneficio de ellos mismos y de la sociedad en general?
Por su parte la publicidad, además, se esfuerza por conferirles personalidad propia y la tecnología por dotarlo de independencia y autonomía. Los anuncios los presentan como veloces, elegantes, seguros, sexies y hasta con sentimientos, “el convertible es la amante y el sedán la esposa”.
Al coche se le exige, desde hace un par de décadas, que sea “expresivo”, es decir que persuada sólo con verlo. Es lo que buscan también millones de mujeres y hombres en el gimnasio o la cirugía estética.
El encargo: Realizar una intervención en vía pública no tradicional que, además de vender el modelo de City Car, contemple el nuevo entorno de los autos. Que invite a tomar conciencia de lo que la gente hace con el producto, y ayude a conductores y peatones a respetar las leyes de tránsito y las normas de la convivencia en sociedad.
El soporte se puede presentar montado o como concept.
Se debe enviar hasta el lunes 3 de noviembre al mail: aemparanza@duoc.cl
Análisis de la Situación: Está cambiando la percepción mediática del automóvil. De figurar en secciones como economía, industria, deportes y estilos de vida, ahora suele protagonizar también las que se ocupan de la ecología y las crónicas policiales.
En efecto, en los medios siempre son los coches los que chocan, atropellan y matan. Son los coches los que contaminan el medio ambiente de las ciudades, y son sus bocinas las que ensordecen. Los colectivos no respetan los semáforos en rojo, no paran en las esquinas reglamentarias y arrancan antes de que los pasajeros acaben de subir. “Hay demasiados autos en la calle -dicen los periódicos”.
Obviamente, los infractores no son los automotores sino quienes los conducen, y así lo confirman las estadísticas: alrededor del 80 % de los accidentes se deben a fallas humanas, y el resto se lo reparten causas externas como el estado de calles y rutas, las veleidades del clima, y apenas un 5% son atribuibles a defectos mecánicos.
Está claro, pero la comunicación, además de ser tan importante o más que la misma acción, es una caja de sorpresas. ¿Quién puede asegurar que esta presencia negativa y constante en las noticias no comience a minar la imagen del producto? ¿No debieran las fábricas prestar atención al contexto no sólo comercial, sino también institucional en el que se inserta el auto?
Si la máquina comienza a contagiarse de la conducta de quien la maneja, ¿no tendría la industria que preocuparse más por la educación vial e impulsar a los conductores para que asuman plenamente su responsabilidad en beneficio de ellos mismos y de la sociedad en general?
Por su parte la publicidad, además, se esfuerza por conferirles personalidad propia y la tecnología por dotarlo de independencia y autonomía. Los anuncios los presentan como veloces, elegantes, seguros, sexies y hasta con sentimientos, “el convertible es la amante y el sedán la esposa”.
Al coche se le exige, desde hace un par de décadas, que sea “expresivo”, es decir que persuada sólo con verlo. Es lo que buscan también millones de mujeres y hombres en el gimnasio o la cirugía estética.
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